En la obra de Liviana espejea el dulce rumor de lo cotidiano, de lo más próximo y trivial que a diario cerca de la criatura humana y que, muchas veces, se rechaza a causa precisamente de esa proximidad que creemos banal, intrascendente y muda. La búsqueda, en este caso se hace familiar y los encuentros se manifiestan evidentes en la inquietante pared donde tantísima información superpuesta la sustituye, nuevos, presurosos e inacabados mensajes, llamadas y propuestas...